Si va a ser así...

Eran cerca de las 10 de la noche del 28 de setiembre del presente. Nuestros amigos de “Quispe y Los Demonios” nos habían invitado a tocar en el Yield Bar. Estábamos parados mirando hacia el escenario, a minutos de empezar cuando un sujeto llamó mi atención con un gesto, fui hacia él y me preguntó “¿A qué hora empiezan a tocar?, ¿Tocan rock de los ochentas?” Respondí amablemente que no sabía si la banda central había preparado algún cóver, pero que nosotros tocaríamos sólo temas propios. Entonces, su cara se pintó de enojo y sin hablar marcó con la boca un “la puta madre” muy notorio, con obvia intención de que yo lo vea, luego se paró y se acercó a la barra para reclamar. Si, para reclamar.

En mi bolsillo tenía tarjetas de contacto de la banda. Pensaba darle e invitarlo a escucharnos en cualquier momento. Tratar de mostrarle la música que hacemos. Eso pensé.

Al rato, regresó a su sitio junto a un trabajador del local con el que parecía discutir – o seguir discutiendo – volvió a buscarme con la mirada, hizo un gesto para que vaya y fui: “¿En serio no tocan rock de los ochentas? Preguntó, ¿Alguna de los prisioneros?” No señor, sólo tocamos nuestras canciones, respondí.

Hizo una breve pausa y luego dijo lo siguiente: “Yo vine acá porque la semana pasada estuve y había rock en español. La verdad es que a mi tu música no me interesa. Si va a ser así, mejor me voy…”

Y se fue. No estuvo cuando tocamos así que no corrimos el riesgo de pasar algún momento incómodo, quien sabe cómo podría haber reaccionado luego o en que otra forma podría haber manifestado su disgusto porque no hiciéramos lo que él esperaba.

Y se fue. Y seguro que eso fue lo mejor para nosotros. Al final pudimos disfrutar de la tocada y de hecho, la gente también se enganchó con nuestra propuesta. Incluso recibimos un par de felicitaciones por ahí.

Pues bien, aunque parece un hecho sin importancia, una mera anécdota y nada más; mi desordenada mente no ha dejado de cuestionarse y de elaborar teorías, ideas, pensamientos, opiniones y hasta disertaciones imaginarias inspiradas en esta situación.

Supongo que eso viene junto con el paquete que nos hace artistas: la capacidad de sobre-dramatizar un hecho tan simple.

Quisiera compartir en un futuro algunas de las ideas nacidas a partir de esta anécdota, pero sobretodo, me gustaría saber ¿qué opinan de esta situación? Ya sean viejos amigos, amigos nuevos, músicos o seguidores del rock nacional, siéntanse libres de expresar sus opiniones. Esperamos atentamente sus comentarios. Hasta la próxima. César.