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  • Foto del escritorLábil | Rock Peruano

Pre Lábil



Hola.

En esta oportunidad quien escribe soy yo, Eduardo, el guitarrista, productor musical y coautor de las canciones de Lábil. Me he resistido hace ya tiempo a escribir en este blog, quizás por flojera o porque no sabía qué escribir, o porque lo que escribía simplemente no me parecía suficientemente bueno. Pero, sea cual fuere el caso, aquí estoy.

Mientras hago un paréntesis al trabajo que hago para una banda, abro el Spotify y escucho nuestro disco, “Un solo amor”, que publicamos hace ya casi un año. Es increíble el tiempo que ha pasado y sobre todo el tiempo que requirió armar toda la preproducción del mismo.


Nuestro primer disco se llama "Un Solo Amor", pero en realidad no es solo uno al que nos referimos, sino a todos aquellos que, de alguna forma cotidiana o impensada, nos han marcado. Esas experiencias están ahora plasmadas en sus 12 canciones.


A título personal, creo que hay un amor que te marca y que te hace ver las cosas de distinto modo. Es ese amor que, sin planearlo, te da la pauta de lo que podrás ser en este ámbito a futuro.


"Un Solo Amor" no solo trata de amor, sino también de ese sueño que desde chicos tuvimos César y yo. Ese en el que jugábamos a hacer música y uníamos ideas para hacer que las cosas tengan un fin o un mensaje.


A César lo conozco de hace mucho tiempo atrás, pero hubo muchos episodios que alargaron la decisión de iniciar este proyecto, que llamamos Lábil. Cuando ya estaba decidido, hubo un momento en mi vida personal que, debo confesar, provocó ese alargamiento del proceso creativo, de arreglar y de definir el producto final (por lo menos musical) de los temas. Fue un tema personal que también, a la larga, fue bueno porque terminó siendo parte de "Un Solo Amor".


En cierto modo, siento que "Un Solo Amor" vio la luz en el momento preciso. Fue la confluencia de tantas cosas, de contar no solo experiencias propias, sino de hacer volar la imaginación y, claro, siendo un poco indiscretos, de tomar las experiencias ajenas como parte de la historia que contamos en nuestras canciones.


Creo que César en otro post explica de qué trata "Un Solo Amor", así que no entraré en detalles, solo que el disco, el proceso y la ruta que tomamos, si bien tuvo un plan trazado, también se debe mucho a lo que sentíamos en ese momento, a lo que escuchábamos o a lo que creíamos que debía tener cada canción, pero esos entretelones del proceso creativo los contaré más adelante.


Hace unos días, el domingo 28 de mayo, Lábil publicó el segundo corte promocional de "Un Solo Amor" y, no puedo mentir, no esperé encontrar el alcance que ha tenido el video y, sobre todo, que algunos amigos y amigas se hayan sentido identificados con ‘No te dedico esta canción’. Y claro, con el concepto del vídeo, el cual fue una idea de César, ya que él siempre me ha comentado que muchas veces las canciones las tiene más en imágenes que en música.


Mi historia musical de Lábil


Luego de esta introducción, quiero contar un poco, según mi perspectiva, cómo nació Lábil.


Si bien César y yo siempre tuvimos la idea de algún día hacer una banda y tocar juntos, no se nos hizo posible por mucho tiempo. Nosotros hemos vivido en Tacna y nos conocemos desde el colegio. Siempre compartimos ese gusto de escuchar música, quizás inculcado por nuestros padres o nuestros hermanos que eran melómanos del cassette y, a pesar del precio de la época, del disco compacto. Crecimos con eso.


Uno de los primeros discos a los que le tomé atención, y creo que marco el hito de decir “¡yo quiero hacer esto!”, fue “Comfort y música para volar”, ese unPLUGGED que realizó Soda Stereo en el año 1996. Una sesión electroacústica, una versión, en palabras de Cerati, más “cool” de su música. Ese fue el primer disco que compré, como inversionista minoritario, con mi hermano mayor. Mi primer disco de rock. Ya tenía un par de discos de música clásica, atraído porque tocaba en la banda del colegio. De ese primer disco, recuerdo mucho ver el arte y la multimedia, que en esa época era lo “último” en tecnología. No era solo tener un disco de audio, sino un disco interactivo para escuchar y ver los “bonus” que éste contenía y que hasta hoy tengo y atesoro conmigo.


Como dije, era el año 96 y yo ya empezaba a escribir un poco de poesía y, otro poco, cosas que quería decir. En esa época, ya teniendo el disco, compartía música con amigos y, entre ellos, estaba César, con quien algunas veces intercambiaba cassettes de bandas que quería escuchar. Considero que la experiencia de escuchar así la música, en base a intercambios, tenía una mística que hacía mayor el deseo de querer tener algo más para tu colección personal.


Fue ese mismo disco de Soda Stereo, el que intercambié alguna vez con César, ya entrado el año 97, por el “Ok Computer” de Radiohead, y que produjo la explosión (entre ellos debo acotar que se coló el disco “Spinetta y los Socios del desierto”) de querer hacer música propia, deseo que iba creciendo con el tiempo, así como el interés de, quizás en algún momento, hacer música juntos. Y así transcurría el tiempo del colegio, entre escritos que al igual que yo, César tenía y que comenzábamos, aparte de la música, a mostrar y compartir.


Ya en el año 99, cursando el quinto año de secundaria, hubo un concurso estudiantil de bandas de rock. Decidimos participar y ganamos. Y el primer premio fue... Cuatro vasos de Inca Kola para cada integrante y un portarretrato, el cual César nunca perdonó que yo me lleve al no poder decidir entre todos los miembros de la banda quién se quedaría con ese premio “extra”.


Terminado el colegio, yo me quedé en Tacna y empecé a estudiar Derecho, mientras que César se fue a Arequipa a lo mismo (y luego de un año se cambió de carrera). Pero ya teníamos algunas ideas de melodía o acordes sueltos de algunas canciones y quedamos con la consigna de quizás ir trabajando a distancia esas ideas. Ahí viene esa época en que nos escribíamos y compartíamos ideas de canciones inconclusas, melodías o letras sueltas, y que de a pocos fuimos armando. Creo que la primera canción que hicimos juntos, en esa época fue “Mi Recuerdo” (sí, ese tema es bien viejo) y así fue naciendo esa amistad musical y también consolidando esa amistad personal.


El proceso era lento, porque él estaba en Arequipa y yo en Tacna, y solo avanzábamos cada vez que nos veíamos, y muy poco por mail, (en esa época era también difícil pasar algo con varios megas), así que comenzamos a armar ideas y canciones a voz y guitarra sin un camino fijo, solo lo que se nos venía a la mente. A veces yo llegaba con unos acordes sueltos, hablábamos de ellos y juntos dábamos alguna forma a eso que en idea era chiquito. Y continuaba esa ilusión de chiquillos de tener nuestra banda y tocar nuestra música. Los años siguieron y hubo épocas en que no hacíamos nada compositivo juntos.


Luego, después de unos años, retomamos esas ideas viejas y también algunas nuevas que teníamos para darles forma de canción. En el 2004, dejé la universidad. Yo siempre quise estudiar música y decidí dejar todo y arriesgarme a eso. Vine a vivir a Lima, con muchos sueños de hacer algo más formal, musicalmente hablando. En todo este proceso, seguimos comunicándonos. Para esa época, comencé a viajar a Arequipa y así empezamos a armar nuestros primeros temas, en miras de reunirlos para hacer un disco. En esos viajes, recuerdo conversar sobre eso con él y hacer una lista de los temas que teníamos. Y ambos nos percatamos que varios de ellos tenían una temática en común y era el amor. Tanto por decepciones como por masoquismo puro (eso puedo decirlo a título personal), escribimos mucho sobre el desamor. Ese fue el hilo conductor que debería tener la concepción de nuestro disco: realizar un disco en el que cada tema funcione solo, pero que en su totalidad cuenten una gran historia. Así nació, sin nombre aún, “Un Solo Amor”.


En diciembre del año 2009, decidimos grabar una maqueta de tres canciones y reunimos en esa maqueta “Cerca de ti”, “Misterio” y “No Te Dedico Esta Canción”. Lo arreglamos ambos y lo grabamos con cierta rapidez, ya que no había mucho tiempo para hacerlo. Ya grabados esos temas los guardamos, porque el producto final, si bien no era malo, no era de nuestro agrado.


Pasaron los años y seguimos haciendo música, pero con “calma”, lo que provocó que se alargue el proceso del disco soñado por no tener esa presión de realizar las canciones. Y no fue hasta el año 2012, que vi por las redes que Santino de la Torre, quien fuera vocalista de la banda Frágil en los noventa y tenía varios años residiendo en EE.UU., buscaba canciones para un concurso, en el que el ganador haría un videoclip.


Sin consultarlo con César, envié uno de los temas del demo que hicimos en Arequipa. Yo elegí “Cerca de ti”, pensando que, si no funcionaba, quizás más adelante le comentaría sobre esa decisión unilateral de enviar algo que hicimos juntos. Mi sorpresa fue que pasamos los tres filtros de selección para estar dentro del concurso. El pequeño problema fue que yo me entero sobre esa noticia por César, pues el estudio donde años atrás grabamos el demo le escribió a César para felicitarlo por haber clasificado. Es decir, César se enteró por “boca” de otro lo que yo había hecho... Santino me dijo, cuando lo conocí, que le gustó mucho lo que habíamos compuesto, tanto así que, para mi sorpresa, se sabía la letra de nuestra canción.


En resumen, no ganamos dicho concurso, pero creo que fue la suficiente excusa para que César se decida del todo a venir a vivir a Lima y armar el proyecto, que hasta ese momento no tenía nombre. A la vez, yo decidí hacer algo que tenía relegado por mucho tiempo, que era escribir canciones y apostar por lo nuestro, porque yo para esas épocas ya estaba trabajando como sonidista y productor musical. Debo resaltar que, aunque no ganamos, igual realizamos el videoclip del tema junto a Santino casi a fines de ese año.


Han pasado ya casi 4 años desde que César vino a Lima e iniciamos este proyecto, que decidimos llamar Lábil. Junto a Ronald y Gustavo, que se unió hace poco a la banda, estamos con ganas de hacer más música, con la que esperamos que la gente pueda identificarse o simplemente disfrutar de nuestras canciones.


Ahora que lo veo, desde la prehistoria de Lábil, puedo decir que tengo muy buenos amigos. Pocos, pero muy buenos. Y además, que agradezco infinitamente a César, porque él empuja mucho por la banda, porque ha sabido transmitir lo que muchas veces en letra no he podido terminar y porque también ha tenido paciencia y supo aconsejar y ayudar cuando se requería. Me doy cuenta de que es un amigo como pocos y que, si bien cada uno tiene su personalidad, a veces complicada, puedo decir que no solo es un compinche musical, sino ha sido y es un amigo de verdad. Y sí, uno de los mejores amigos y compañeros de banda.


Gracias.

Eduardo

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